Hayao Miyazaki es un afamado director de películas anime, además de ser ilustrador y productor, sus comienzos tienen origen en el manga y en la dirección de algunas series para televisión como Heidi, Marco y Ana de las Tejas Verdes para el estudio Zuiyô Enterprise. Su primera película se llamó Lupin III: El castillo de Cagliostro(1979), sin embargo la primera película que realizó en su ahora afamado y respetado estudio Ghibli fue Nausicaä del Valle del Viento (1984).
De este estudio nacen el resto de las maravillas que hoy día conocemos en occidente y el mundo entero como obra de Miyazaki, entre las más afamadas tenemos: La princesa Mononoke (1997), El viaje de Chihiro (2001), El castillo ambulante (2004) y Ponyo en el acantilado (2008). Cada una de estas películas nos habla de la capacidad de abstracción que Miyazaki tiene de la realidad, son universos fantásticos, mundos posibles que desafían las reglas de todo cuanto conocemos, y en donde no hace falta justificar absolutamente nada, no existe la necesidad de dar demasiadas explicaciones, porque la atmosfera que genera el director es tan minuciosa y detallada que resulta difícil cuestionarla. Mundos en donde lo que para nosotros no tiene sentido es absolutamente cotidiano para las criaturas y seres que habitan en ellos.
El imaginario de Miyazaqui no tiene límites, y sin embargo he logrado observar que a pesar de lo fantástico de sus historias, la importancia de los sentimientos humanos como el amor, el valor y el miedo, terminan siendo el verdadero motor de sus personajes, que causan y al mismo tiempo resuelven los conflictos de sus películas.
Miyazaki es un artista con múltiples habilidades, ya que no solamente escribe sus historias, sino que además participa en la realización de la animación cuadro por cuadro, produce y hasta compone parte de las canciones que ambientan sus tramas.
Es importante destacar que las películas de Miyazaki son además un gran ejemplo de la facultad que tiene el cine de contar historias sin la necesidad de apegarse a un determinado modelo o formato, historias que tocan nuestra sensibilidad y nos hacen reflexionar, ya sea por su valor estético como por la nobleza característica de sus personajes protagónicos, que siempre piensan más en la otredad que en si mismos. Es un lenguaje, cinematográficamente hablando, profuso, repleto de secuencias bellamente encuadradas, e iluminadas; como las secuencias con los “espíritus” en La Princesa Mononoke, donde los planos abiertos en el bosque, nos hablan sobre la inmensidad del poder de la naturaleza, o como en El vieje de Chihiroen donde la utilización de planos cerrados y detalles nos muestran la maestría del dibujo: sombras, colores y realismo.
Otro aspecto resaltante en la filmografía de Miyazaki es la producción de largas secuencias en donde la animación tiene un ritmo vertiginoso; como en la escena en la que Ponyo; que es una versión libre del famoso cuento escrito por el Danés Hans Christian Andersen La Sirenita, corre sobre las olas del mar, que tienen ojos y boca, para lograr alcanzar al carro en el que va su amado Sosuke.
En conclusión, Miyazaki es sin duda alguna uno de los realizadores, cineastas y artistas, más importantes de nuestra era, que nos ha enseñado a ver con otros ojos y a entender, que la realidad está colmada de pequeños mundos y criaturas, que si afinamos bien todos los sentidos podremos encontrar, hasta que algún día entendamos que siempre han estado ahí.
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