Recuerdo que al iniciarme en el mundo de los gimnasios
y de más actividades físicas, mi objetivo principal, por no decir el único, era
verme mejor, obligarme a desarrollar masa muscular y poder utilizar ropa que me
luciera, hacer un sacrificio por alcanzar una meta, sin embargo, con el pasar
del tiempo, descubrí que en realidad el ejercicio se fue convirtiendo en un
medio de encuentro conmigo mismo, que terminó por ser una actividad de la que
no puedo ni quiero desvincularme.
Al igual que el
estilo, como mencione en el artículo anterior, alcanzar satisfacer las
necesidades y expectativas físicas que todos solemos tener cuando nos iniciamos
en este camino hacia el cambio y la optimización personal, es algo complicado,
ya que esperamos que nuestro cuerpo se transforme rápidamente sin tanto
sacrificio, pero dicho cambio no suele presentarse tan prontamente como nos
gustaría y perdemos la motivación, que en definitiva es lo peor que nos puede
pasar en el proceso de adaptación de nuestro cuerpo.
Es aquí cuando debemos replantearnos y reformularnos
el modo de percibir la actividad física, además de la estrategia que
utilizaremos para modificar nuestro cuerpo. Lo primero es saber qué es lo que
queremos: aumentar masa muscular, rebajar, definir, etc. Y tener aspiraciones
realistas y sustentables para nuestro estilo de vida (tiempo disponible,
hábitos de alimentación, constancia). Olvidarse de que los entrenadores son la
solución también es algo importante, dejar de pensar que sin ellos no sabemos ni
podemos hacer nada. Ellos representan una ayuda a la hora de entrenar, pero no
son la herramienta principal para aclarar nuestras dudas y alcanzar nuestras
metas. Lo segundo es flexibilizarnos con el entrenamiento que hayamos logrado
crear para nosotros; asesorados por alguien que esté más informado en la
materia; sí, puede ser un entrenador el que nos asesore, pero esto no quiere
decir que convertiremos su apoyo en un ancla del vicio, es decir, esperar que
nos diga que hacer todos los días y conversar con él por más tiempo del que se
debe a la hora de entrenar.
La flexibilidad se determina con la alternancia en los
días y horarios de entrenamiento, a demás de los tipos de ejercicios que vamos a realizar. No hay
cosa más terrible que pensar que si no hago las cosas exactamente igual que la
semana pasada: el cuerpo no responderá al entrenamiento. Por el contrario, el
cuerpo reacciona mejor cuando recibe diversos estímulos, además gran parte del
fracaso que muchas personas experimentan en el gimnasio se debe a que sienten que
si faltan un día, ya no tiene sentido entrenar el resto de la semana, o a que
se aburren rápidamente de hacer siempre lo mismo. Mi consejo es que
desmitifiquen que siempre deben entrenar: Pecho y Bíceps, Espalda y Tríceps, etc.
Lo importante es entrenar, los ejercicios pueden ser combinados, con alteraciones
en el peso y la intensidad…no siempre iguales. Creo que en todo caso lo que se
puede hacer es entrenar de la misma manera por un tiempo prudencial, un mes y
después cambiarlo, probar otra cosa. De esta manera no aburrimos a nuestro
cuerpo ni a nosotros mismos.
Otro aspecto importante es ser autodidacta en materia
de entrenamiento, el internet siempre es una buena herramienta para conseguir
ejercicios que nos ayudarán a no sólo trabajar con maquinas y mancuernas en el
gimnasio, algunas de las páginas que recomiendo son: www.coreperformence.com, www.passion4profession.net, o buscar videos en youtube en los que se muestren diversas
maneras de entrenar el músculo que nos interesa.
Es importante saber que tipo de ejercicios estoy
realizando y para qué los estoy ejecutando, el conocimiento en la materia es
una de las formas en las que podemos evitar la frustración a la hora de entrenar,
porque nos permite saber cómo podemos modificar nuestra rutina y de qué forma
podemos adaptar nuestra vida agitada a la idea del ejercicio como una actividad
rutinaria.
El ejercicio debe convertirse en una necesidad, en
algo cotidiano…no debería costarnos tanto poner en practica alguna actividad
física si resulta favorecedora para nuestra salud y apariencia, por eso insisto
en que debemos ser flexibles con el entrenamiento y la alimentación (tema del
que no he hablado, pero del que seguramente escribiré algo más adelante). Con lo que sí debemos ser rigurosos y tercos
es con el número de días que vamos a entrenar, con cuatro o tres días a la
semana es suficiente, ya que en este tiempo se pueden trabajar todos los grupos
musculares sin ningún problema.
NOTA: Es importante recordar que sin importar cual sea
nuestro objetivo a la hora de ejercitarnos: crecer en masa muscular, rebajar o
definir, las horas de sueño y de descanso son elementales para la optimización
de los resultados, debido a que el cuerpo necesita recuperarse del estrés que
le causa cualquier tipo de entrenamiento.
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